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Mother Knows Best



Estaba en la clínica de veteranos y vi pasar una niña como de unos siete años pasar frente a mí. Yo estaba como siempre en mi mundo, cuello abajo, con la mirada bien metida en mi teléfono. Es un milagro que todavía no padezco del cuello, con esta postura que he adoptado. La cosa es que alcé la vista porque escuché esos pasos en tacones, muy raro de escuchar en la clínica donde todos los achacosos vamos en zapatos que vayan acorde con nuestras dolamas.

La vi caminando bien picúa y me hizo recordar mis tiempos de pre-adolescente. Creía que el mundo en efecto era mío, al menos eso me hizo creer 'Scarface' con su famoso "The World is Yours", junto con las enseñanzas de Papi Felix (mi abuelo paterno), quien me encaminó a creer que iba a crecer para ser una "super woman". Modestia aparte, sí soy una súper mujer pero debo admitir que no soy la "super woman" que venía a mi mente cada vez que mi abuelo me decía "Joanne, créeme que si te lo propones serás una "super woman.". Gracias a él, he llegado a hacer muchas de las cosas que he logrado. Digamos que él sembró su fe en mí a tal punto que tuvo frutos y me hizo creer en mí misma.

Hubo muchas situaciones que pude haber evitado si hubiera escuchado los consejos de mi madre. Quizás ni estuviera en esta silla sentada con tanto achaque. Recuerdo cada: "Siéntate derecha", "Despégate del televisor.", "No te trilles los dedos.". Señores, ha llegado ese momento en el que humildemente meto el rabito entre mis patas y doy la razón a mi madre. "Mother knows best, they say." Está en nuestra naturaleza querer llevar la contraria, demostrar que no porque ellos (quienes nos aconsejan) fallaron, nosotros también tenemos que fallar. Esto  no significa que no tenemos la capacidad para lograr lo que queremos pero ahora que soy madre, sé de lo que mami tanto me hablaba. Es puro instinto. 

En fin, la niña que caminó frente a mí me recordó una versión de mí que había olvidado. Claro, aún uso tacones pero no con tanta frecuencia. Mis problemas de la espalda no me lo permiten y ya me he acostumbrado a andar más pegada al suelo. Esto me hace sentir más segura y menos impredecible.

Yo la vi y pensé, "Esta nena no está muy chiquita para andar entacá?" Pero a esa edad uno quiere hacer lo que quiere, se siente grande y conocedor de las consecuencias de nuestros actos. Lo sé. Muchas veces mami me dijo "No hagas tal cosa que te vas a lastimar." Yo mirando de reojo me tiraba un "tsaa" incrédulo, hasta que finalmente tenía razón y tenía que tragarme la lengua con todo y malas crianzas.

Ahí están, mis dos figuras paternas: mi madre quien intentó y al día de hoy intenta protegerme de tantos dolores de cabeza y hasta del corazón y mi abuelo, un alma emprendedora que me empujaba a ser aventurera. Él se fue y me dejó con la certeza de que el mundo no era mío pero si yo me lo proponía podía conquistarlo. Ella, ella quiere que viva pero yo imagino la vida como una calle en la que viví en la en mis años de infancia: larga, hermosa. Ella me ha dejado recorrerla y yo camino y sé que si diera vuelta o simplemente mirara por encima de mi hombro, ella estaría parada a lo lejos, en medio de la calle velando que todo esté bien. De tan sólo pensar que algún día miraré y no estará se me hace un nudo en la garganta.

¿Quieren saber algo gracioso? Aún estaba en veteranos esperando que me atendieran, cuando de repente vi la niña pasar junto a mí. Esta vez no estaba caminando coqueta, ahora cojeaba. Ven, se los dije. Esos zapatos no son como para una niña de su edad. Es puro instinto.