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Juana: El antes, el después y lo que se aproxima

Ayer iba de camino a casa y en el camino me fui en un viaje de pensamientos. Analizaba mi vida (como siempre) y un pequeño detalle me hizo pensar en cómo yo era en mis años de universidad. Terminé escribiendo esto en una de mis redes sociales: 


Recibí varios mensajes privados de gente preguntándome si todo estaba bien. Se los agradezco en el alma. Inclusive, mi madre terminó analizando el mensaje y llevándolo a otro nivel. No mother, its not that.

Lo que pasa es que casi nunca escribo cosas así en estas redes. No comparto tanto mi vida ni lo que llevo en el pensamiento porque no es el lugar. ¿Oyeron? 

Cuando estaba en la universidad era casi un canvas en blanco. Era simpática, tímida y algo seria. Pienso en estos tiempos y me transporto a la cafetería de la Inter. Siempre solita con mi libreta de dibujos o escribiendo zanganaces en una libreta. De vez en cuando alguien me preguntaba si me podía hacer compañía, yo sonreía y decía que sí. En medio de conversaciones siempre salía el típico: "Yo no me atrevía hablarte porque te ves así, bien seria. Pero eres chévere..." 

Yo sentía que aun no sabía cuál era mi lugar en el mundo. Tenía muchos sueños e ilusiones y era feliz. No tenía grandes responsabilidades y todo era posible. Lo sabía. A pesar de mi personalidad introvertida, estaba abierta al compartir con quien mostrara interés.

Ahora que han pasado varios años, me miro y veo lo diferente que soy. Esto era lo que pensaba ayer. Mi vida se divide en varias partes (antes, durante y después de varios eventos), entre ellos: mi tiempo en la milicia, mi matrimonio y mi tiempo en este último trabajo. Estos tres episodios han aportado grandemente en lo que soy hoy como persona. Siento que esto me hizo crecer como persona y en el transcurso crecí fuerte pero a su vez siento que algo se ha arruinado en mí. Perdí la inocencia y esa magia que sentía en mí que me hacía tan feliz y me hacía ver el mundo de manera distinta. 

Ahora no me siento tan dispuesta a compartir con gente nueva (o hasta vieja), sin importar cuán grande sea el interés que muestran. Now a days es muy difícil ver que soy simpática con alguien. He sustituido la simpatía por cortesía y eso es si acaso estoy de humor. Me he vuelto cínica y a la defensiva porque viví experiencias en las que aprendí que la humillación y la burla eran herramientas utilizadas frecuentemente por los demás para sobresalir y lograr su voluntad. Un 6 de julio de hace algunos años atrás, me prometí que nunca más nadie tendría el control sobre mi vida y que nunca nadie me volvería a humillar. Esto me dio el coraje para no quedarme da, como dicen por ahí. A su vez, fui olvidando lo bien que se siente ser alguien con quien a los demás le da gusto compartir. 

El ambiente en el que me he acostumbrado a estar estos últimos años ha sido uno que no me había permitido ver que hay otro tipo de gente allá afuera que no recurren a la agresividad y que son personas que no me hacen pensar que tengo que estar a la defensiva todo el tiempo. 

Este año para mí, es uno de pruebas personales en el que siento que debo demostrarme a mí misma hasta dónde estoy dispuesta a llegar para cambiar lo que no me gusta de mi vida. He comprobado que los grandes riesgos conllevan grandes cambios y estos cambios a veces son buenos. No hay por qué temer.

Como escribí ayer, ya casi llego a mis 30 años y yo no quisiera pasar los mejores años de mi vida intentando sobrevivir en este mundo. Yo quiero sentir que vivo y disfruto de todos mis días por igual. Desenvolverme en un ambiente en el que no añada tensión a lo que ya son días tensos, por lo que sufrimos como sociedad. Lograr construir memorias que valgan la pena recordar y cumplir las metas que he trazado.

Juana y sus momentos de crisis

Ayer fue un día de esos en los que por más que quieres, no puedes salir de tu casa. Cada vez que me venía a la mente que quería comer aguacate y tostones y me venía esta mayor intención de levantarme, prepararme, bajar las escaleras, montarme en el carro, llegar al super y matar el antojo, no me fue posible. Mi domingo fue de puro ocio y no me arrepiento.

En una de esas vueltas que di en la cama, no sé ni por qué pero me vino a la mente que ya casi cumpliría 30 años. Es cuestión de na'. Pensé: "Wow! Llevo casi 30 años en este mundo." Recordé cómo era hace dos décadas atrás y cómo la idea de lo que era la vida se me hacía tan grande como el universo, infinita. Más tarde fui descubriendo que la muerte era algo real, no se daba solo en películas. Perdí grandes miembros de mi familia y supe que la vida no era tan extensa como yo pensaba. 

Tuve tantos planes y en mi mente cree tantos escenarios para mi vida que quizás el tiempo no me iba a dar. La sensación de estar en los mid-twienties y sentir que aun tienes todo el tiempo del mundo es casi una ilusión. Aun así, he logrado muchas cosas. Tanto así que he sentido que he vivido otras vidas dentro de esta vida. Así se sienten. El mundo y las experiencias que viví cuando era niña, cuando fui militar, en mi primer matrimonio, todo parece otra encarnación y esta nueva vida es solo un nuevo comenzar. Lo único que he logrado mantener ha sido los recuerdos y con suerte he podido traerme a las personas que más amo en este mundo. 

Pues, pensaba en todo esto y de pronto me vino a la mente los treinta. Dicen que esta es una de las mejores décadas de una persona, estamos centrados, nos conocemos como personas, conocemos el mundo en el que vivimos. Las posibilidades de que las cosas nos vayan mejor que en las pasadas décadas, son más altas porque se supone que cometamos menos errores. La cosa es que todo lo que tenía planeado no pasaba de los 30. ¿Qué carajo voy a hacer cuando llegue a los 40? ¡¿A los 40?! ¡Moriré! Ya después de ahí todo es cuesta abajo. Se me empiezan a notar más los años. Me imaginé mi vida a los 40 y pensé de Bryan hecho un hombre. Ya tendrá unos 18 años. ¡Ay coño! ¡Estoy hiper-ventilando!

Todo eso pensé en una sola vuelta. Me volví a voltear. Traté de respirar. 1,2,3,4,5,6,7,8,9,10. Nena, tienes 27 y ya estás sufriendo porque pronto tendrás 40. Miré a Bryan: Ok, tiene 6 todavía....Resoplé. 

Nada de lo que he vivido estaba planeado. Aun con todos los escenarios que me imaginé, nada ha sido igual. La vida no se planea, se vive. Esto es algo que debo recordar. El tiempo pasará, ganaré y perderé, algún día moriré. Mientras, vivamos.