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Dar Un Paso Hacia Atrás

"JUANA, ACUEHDATE DE PEDIR LOH LOCKEH COLOH BEIGE!" gritaba mi jefe con su acento cubano desde su oficina. Yo desde mi escritorio le contestaba "Sí, los pedí tan!". Así siguió la conversación, intercambiamos unas cuantas líneas más y terminé sonriendo. Casi se me escapa un "I love my job.", pero ni tanto.Aunque debo confesarles, estos días la he pasado muy bien en el trabajo. He tenido demasiado trabajo, como que todo lo que no se hizo en ese mes que estuve fuera, fue a parar a mi escritorio. En esas ando, poniendo todo al día. 

Ese episodio de gritería, que para mí ya es algo muy normal, me hizo pensar en que este año ha sido uno en el que he aprendido algo muy valioso: No todo lo que está roto va para el zafacón. Lo digo porque usualmente, yo soy de las que si no le encuentro uso a algo lo desecho. Esto puede aplicar tanto a cosas materiales, como a relaciones amorosas, de amistad, en fin, lo que sea. 

Este año fue muy interesante, como saben intenté irme a otro trabajo después de estar todo el año en búsqueda. Lo intenté y no funcionó y terminé de vuelta en mi antiguo trabajo. Me quedo con la satisfacción de que sí sé lo que pasó porque soy de las que los "what if" no le causan ningún tipo de satisfacción. 

También solía pensar que si en una relación, especialmente de pareja, las cosas no van bien y se acaba todo, es mejor evitarse dolores de cabeza y cortar por lo sano. La realidad es que la vida me ha enseñado que lo que cuenta no es que cuando me vaya de este mundo, pueda rebobinar en mi mente y ver que tuve relaciones placenteras -Claro, así cualquiera!- sino ver que cuando necesité poner de mi parte para mantener relaciones que quizás han requerido cierta evolución, lo hice.

Con el tiempo también aprendí que nada es como un cuento de hadas, especialmente en el amor. Los finales felices solo son instantes y vienen convirtiéndose más en episodios de la vida, memorias para recopilar algún día. Me di la oportunidad de dar un paso hacia atrás, respirar hondo, re-enfocar y volver a ponerme los guantes. 

No tiene nada de malo que las cosas a veces no vayan bien, mucho menos que las cosas no sean perfectas. Nunca lo serán. Lo que importa es que el día no me coja sin mis dos sacos, el de ganar y el de perder y si el de ganar lo tengo cargado, dejar de enfocarme en el saco de las pérdidas. Tiendo mucho a hacer eso y esa es una de mis resoluciones para el nuevo año. Aprender a dejar ir lo malo con más facilidad y no dejar que me distraiga de disfrutar mis bendiciones enteramente.