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Perdóname Padre Porque He Pecado

Ayer estuve pensando en lo curiosa que es la vida, en el karma y las consecuencias de nuestros actos en general. También estuve pensando acerca de mis miedos, que aunque no sean muchos a veces se hacen presente.

Yo no me considero una persona religiosa. Mi madre y mi abuela trataron de criarme dentro de la religión Católica pero a pesar de sus esfuerzos esas semillas no dieron su fruto. No soy atea pero tampoco me identifico con ningún Dios de ninguna otra religión. Eso es un tema tan complejo que yo aún no encuentro definirme dentro de sí.

Les comento esto porque nunca he podido olvidar la última vez que fui a confesarme. Tendría unos 13 o 14 años y realmente no había hecho nada malo. No había matado. No había robado. No había deshonrado a mi madre. Me había masturbado. La culpa era tan grande que me llevó a ir a la iglesia con el único propósito de confesarlo. Me armé de valor y se lo dije a aquel padre. Sentí más culpa cuando terminé por aquel regaño que me dio, por la forma en que me hizo creer que estaba pecando y que por haberme tocado de forma que invocara el placer sufría la posibilidad de que se me cerraran las puertas del cielo.

No pasó mucho tiempo y volví a reincidir en mi crimen carnal. Pasó mucho menos tiempo antes de decidir que jamás volvería a confesarme porque comprendí que estaba satisfaciendo una necesidad fisiológica.

Hoy día pienso que quizás la iglesia pudiera haberse ahorrado muchos enemigos, muchas críticas, sobretodo muchas víctimas que han sido producto de la cruel necesidad de tantos hombres por aliviar su hambre sexual. La castidad es algo que viene con el oficio y aunque nadie le sirve a su Dios por obligación, la realidad es que son muy pocos los valientes que logran vivir una vida casta. De ahí vienen tantos casos de pedofilia, que entiendo yo que es debido a que son las presas más fáciles. Yo no soy nadie para abogar por la iglesia muchos menos para criticarle. Solo hablo por mis experiencias pero creo que un enfoque más abierto podría dar mejores resultados. Buscar el placer sexual no es nada de lo que haya que avergonzarse. Lamentablemente la forma en la que muchos han intentado buscarlo sí lo es.

Anyway... Hablábamos de miedos. Lo anterior lo dije porque en un "early stage" de mi vida pensé que el perdón lo iba a obtener a través de confesiones, de humillarme ante Dios y abrir mi corazón con el propósito de dar a conocer mi arrepentimiento. No me gusta esa idea. De hecho, no me hace sentido y no va acorde con el esquema que tengo en mi mente sobre lo que es la vida.

Me gusta pensar que cada cual tiene su propio viaje y que ninguna creencia es errónea. Que nuestras vidas son como dimensiones distintas y que el entrelace de algunas es lo que lleva a que coincidamos en el mismo plano y debido a esto sean posible nuestros encuentros. Algo así como si la vida fuese un "mall", digamos "Plaza". Tú vas a "Plaza" para ir a ver la exhibición de carros antiguos mientra que yo simplemente a comprarme unas bragas en Victoria Secret. Tú no estás mal. Yo tampoco. Esos son nuestros propósitos y aunque a ti no te interese ir a comprar bragas ni a mí los carros, caminando por unos de los tantos pasillos de "Plaza" allí nos vemos, conversamos, reímos, partimos, seguimos nuestro cometido... Ojalá fuese así de sencillo pero esta es mi teoría simplificada a la máxima potencia. Quizás sí sea así de simple pero lo que lo complique sea la imposibilidad de aceptar que somos seres distintos con diferentes propósitos y creencias y lo que lo joda sea el querer imponerle tu verdad a los demás.

Anyway... Si hay algo en lo que creo definitivamente es el karma. Y cuando hablo de miedos, el karma es el cuco. No considero que he sido mala. He tenido mis momentos pero dentro de todo he intentado llevar una vida clara, respetuosa y libre de malas intenciones. Casi he sentido cómo el buen karma alivia mi carga de malas acciones cada vez que hago algo bueno sin esperar nada a cambio, pero siempre tengo en algún recoveco de la menta una pregunta: "¿Y si aún no le he saldado mi deuda al karma?". Vivo pensando que todas mis deudas son insaldables y que al karma le importen un pito todos mis esfuerzos. Me imagino siendo feliz y que cuando ya lo haya olvidado, ahí vendrá y con un zarpaso me hará recordar. Quien sabe, quizás con la angustia que me causa pensar que el karma vendrá algún día casi tan misterioso como si fuese a pedirme el alma de mi primer nieto a cambio del perdón, será la manera en que me está haciendo pagarle. 

No, no he matado a nadie y tampoco he hecho ningún mal que no haya podido remediarse pero de igual forma me arrepiento que en ocasiones alguien haya resultado herido aunque no de lo que hice, de eso jamás.